La aldea del Rocio, situada en Almonte, provincia de Huelva, España; es famosa por ser limítrofe con el parque natural de Doñana y porque, según la leyenda, entrado el siglo XV apareció, entre arbustos y acebuches, la imagen de la Virgen del Rocio.
Y es que por aquel entonces, un bosque de acebuches, encinas y otros arbustos campaban en la famosa aldea, siendo impracticable para el hombre.
De aquel frondoso bosque, aún se mantienen 15 acebuches, nombrados Monumento Natural Acebuches del Rocío, siendo todos centenarios, muy próximos a cumplir sus primeros mil años de vida.
El más antiguo de todos, con más de 800 años, y 8 metros de diámetro, llamado por los lugareños “el Abuelo”, fue testigo directo de dicha aparición, y es por ello, todos los años en la famosa romería del Rocío, se detiene la procesión a su paso, para rendirle homenaje.
El acebuche u olivo silvestre es un árbol que, junto a alcornoques y algarrobos, formaba parte del bosque original mediterráneo existente en estas tierras. Se trata de árboles bien adaptados a las altas temperaturas y periodos de escasez de agua. Su fruto, la acebuchina, presenta un hueso bastante grande y una pulpa poco carnosa. Ya desde la antigüedad se conocen las propiedades culinarias, medicinales y cosméticas de su fruto. De hecho, el hombre a lo largo de la historia fue cruzando esta especie buscando ejemplares de fruto más carnoso hasta conseguir las distintas variedades de olivos que han llegado a nuestros días.