Madrid, capital de estado, donde residen más de tres millones de personas, y ha sido históricamente catalogada como villa, aún conserva un oasis entre la muchedumbre de su asfalto.

El Olivar de Castillejo, un jardín secreto en la capital, donde se puede disfrutar de románticas veladas a la luz de la luna entre olivares verdes, y deleitar nuestros sentidos ante la cultura musical que en él se puede disfrutar, convirtiéndose así, en un punto de encuentro entre el mucho cultural y ambiental que él confluyen.

El olivar de Castillejo, persiste gracias a la Fundación del Olivar de Castillejo, fundada en 1985 por sus cuatro herederos para preservar este peculiar lugar, que José Castillejo, jurista y pedagogo español, gestor de la Institución de Enseñanza Libre que defendía la libertad de cátedra y mediante la cual se emprendieron importantes reformas jurídicas, educativas y sociales en la época.

Castillejo, decidió alejarse del tumulto de la capital para disfrutar de la paz y del sosiego que le trasmitía el Olivar del Balcón, una finca de olivar, donde en la Guerra de la Independencia acamparon las tropas de Napoleón. Esta idea, de retiro, fue secundada por otros intelectuales contemporáneos a Castillejo, formando así, una ilustre colonia vecinal.

La fundación del Olivar de Castillejo, cuenta con una hectárea de olivar en un privilegiado entorno de Madrid, Chamartín de la Rosa, donde todavía hoy se puede apreciar la tradición olivarera de Madrid. Estos centenarios olivos han sido testigos sordos de innumerables encuentros intelectuales en la edad de Plata, acogiendo bajo su sombra a personalidades de la talla de Ramón y Cajal, Unamuno y Ortega y Gasset.

Sin duda, una vez más, el olivar ha sido testigo y ha estado presente formando parte de este paraíso ecológico de gran riqueza natural,  donde tradición, historia y cultura ha quedado entrelazadas bajo la sombra de los olivos.