Se dice que los leñosos más antiguos en el planeta son el olivo, la palma, la higuera y la vid; para el ámbito que nos ocupa, el olivo históricamente se ha cultivado en la zona geográfica comprendida entre los paralelos 35° y 45° de latitud norte, de hecho, en 1980 en total se contabilizaban 23 países produciendo aceite de oliva, con una superficie de algo más de 7 millones de hectáreas, desarrollándose en ambientes realmente inhóspitos.
Hoy en día, ha quedado desactualizada la frase del poeta francés George Duhamel «donde el olivo se termina, acaba el Mediterráneo«. Ya son 66 países los que producen aceite de oliva, con una superficie total de 11,6 millones de hectáreas, distribuidas por estos. O lo que es lo mismo, una superficie similar a toda Andalucía cubierta de olivos, por poner un ejemplo sencillo. Todos los olivos del planeta tierra se llegaron a localizar en estas franjas, norte desde el paralelo 35º al 45º, y sur desde el 35º al 41º.
No obstante, el vigor, la fuerza y ganas de conquistar geografías no tiene límite, y de forma reciente, se ha comenzado a cultivar el olivo en el paralelo 48º, por la familia de Michael Pierce. Tras un viaje al sur de España a finales de los 90, donde se quedaron enamorados de los campos y olivares, iniciaron su apuesta por la olivicultura. Su primera plantación fue de 1.000 olivos en unas 30 hectáreas. Actualmente, cuentan con más de 2.500 plantas y una superficie de 75 hectáreas.
En las islas del Golfo de Canadá, en la costa oeste, existen dos fincas de olivar, una dedicada a aceituna de mesa y la otra, más grande, orientada a la producción de aceite de oliva. Andrew Butt, fue el primer agricultor en apostar por el olivo desde 2001con variedades Frantoio y Leccino. Es el olivar más boreal del planeta.
Pero el hemisferio sur no podía ser menos y ostenta una finca en el paralelo -43º. El trabajo en dicho olivar se ha convertido en una práctica que ayuda a la reinserción de presos de la Unidad 6 (Instituto de Seguridad y Resocialización) del Penal de Rawson, en Argentina. Fue en 2021 cuando se lanzó la iniciativa y ya se ha obtenido la primera cosecha de estos “Olivos para la Libertad”, como explica Vítor Tomaselli, “todo comenzó con 85 olivos”. Es el olivar más austral del planeta.
Como vemos el Planeta Tierra se le empieza a quedar pequeño al olivo, de hecho, uno de sus productos estrella, los aceites de oliva, ya se consumen fuera del planeta, y más concretamente en la Estación Espacial Internacional, donde también se cultiva lechuga roja romana con éxito.
¿Será este el preludio del cultivo del olivo en el espacio interestelar? ¿Podría cultivarse el olivo en Marte?