Argentina se trata de uno de los principales países productores de América del Sur. Además de ser productor, es consumidor. Supone el 1% de la producción mundial. La época de cosecha se inicia hacia finales del mes de enero en la provincia de Córdoba y se prolonga hasta mediados del mes de mayo, comenzando con las variedades de conserva y siguiendo por las aceiteras.
Se sitúa en la posición número 13 de países con mayor superficie de cultivos, así como en la posición 11 en la producción de aceite de oliva. El porcentaje de producción del olivar con destino a elaborar aceite de oliva oscila en un 69,6% y un 39,4% en aceitunas de mesa.
De entre sus cultivos, destaca los superintensivos e intensivos, y están menos presentes los cultivos tradicionales. Los cultivos tradicionales abarcan el 6,8%, seguido de los cultivos intensivos 40,3% y 52,9% los cultivos superintensivos. Con respecto al régimen hídrico, destacan los cultivos de regadío con un 62,3%.
En este país se produce 43.300 toneladas de aceite de oliva, de los cuales el 65% pertenece a aceite de una calidad superior (virgen o virgen extra), y el 35% a una calidad menor, como puede ser el lampante. Del total de producción de aceite de oliva, se exportan 27.330 toneladas a otros países. En cuanto a la producción de aceituna de mesa, se produce 93670 toneladas, de las cuales 56.670 se exportan hacia otros países.
Cuenta con 1.145 parcelas, de las que el tamaño medio de cada una de ellas oscila en 99,31 hectáreas. En cada una de ellas se obtiene una productividad de 0,434 toneladas de aceite de oliva y 2,710 toneladas de aceitunas de mesa.
En la actualidad, este país tiene presente 60 almazaras y 20 entamadoras. El volumen de negocio generado por el sector oleícola en Argentina es de 220,57 millones de euros, así como cuenta con 2.585.206 jornada anuales en el sector oleícola e industrias afines.
Además de Argentina ser un país productor, es consumidor. Se consume 0,17 litros de aceite de oliva per cápita al año, lo que supone un 0,8% del total de grasas animales y vegetales.
Con respecto al perfil del consumidor argentino, lo consumen en una proporción ligeramente superior las mujeres (50,7%), con respecto a los hombres (29,3%). Según el rango de edad, lo consumen en una mayor proporción las personas que tienen edades comprendidas entre 50 y 65 años. (33%), seguido de los mayores de 65 años (27%). El consumo es menor en persona que tienen edades inferiores a 34 años.
En cuanto a la estructura familiar, el mayor consumo de aceite de oliva se da en familias de mediana edad con hijos (27%), seguido de familias de mediana edad sin hijos (18%). El menor consumo con respecto a la estructura familiar es en familia jóvenes sin hijos (8%).
En función del nivel de renta, los habitantes argentinos que tienen una renta media, son aquellos en los que se consumen de manera más notoria el aceite de oliva (49%). Además del nivel de renta, según la formación académica, se consume mayor aceite de oliva en aquellos individuos que tienen educación universitaria (36%), dónde menor es el consumo es en aquellas personas dónde no tienen formación académica (19%).
En el mercado se pueden encontrar distintas tipologías de aceite de oliva. En este país en concreto, el mayor consumo se da en aceites de oliva virgen extra (58%), seguido de aceite de oliva (28%). Dónde mayor es el envase dónde se consume dicho aceite de oliva es en cristal (52%), seguido de PET (40%).
Según el uso al que se destina el aceite de oliva, el principal uso es en crudo, para condimentación de ensaladas (47%), seguido de su uso para cocinar (31%). Dónde menos se utiliza el aceite de oliva en la cocina es para freír alimentos (5%).
Según el tipo de establecimientos dónde se adquiere el aceite de oliva, predomina en primer lugar las almazaras, envasadoras o bares situándose en un 44%, a esto le sigue los hipermercados con un 25%. El lugar dónde la adquisición de este producto es menor es en las tiendas tradicionales 3%.
La mayoría de los individuos argentinos, consume el aceite de oliva en sus hogares (96%), y el 4% lo hace fuera de su hogar. De este 4%, los establecimientos dónde los consumen pueden ser en bares y restaurantes (25%), hoteles (20%) o la industria conservera (20%).