Los chefs y profesionales culinarios son de los pocos prescriptores que pueden hacer cambiar los patrones de caída de consumo de AOVE en los países grandes productores, según Juan Vilar, quien representó en este caso a Caja Rural de Jaén en una conferencia.
Por iniciativa de la Diputación de Jaén, la Caja Rural de Jaén, la World Olive Oil Exhibition (WOOE) y Citoliva del 19 al 21 de febrero se está desarrollando un curso de sumilleres, y expertos culinarios en San Sebastián para 20 alumnos.
El Basque Culinary Center, San Sebastián, es un ambicioso proyecto de formación, investigación e innovación, surge en 2009 destinado al desarrollo del sector gastronómico, orientado de forma internacional y bajo la idea de relacionar la cocina con la gestión, la ciencia y otras disciplinas. Es la combinación entre un centro universitario dependiente de la Universidad de Mondragón, y un Centro de Investigación e Innovación en el ámbito de la Alimentación y Gastronomía. Entre sus impulsores cuenta con los más prestigiosos cocineros españoles, entre otros, Juan Mari Arzak, Martin Berasategui, Pedro Subijana, Karlos Argiñano, Andoni Luis Aduriz, Hilario Arbelaitz y Eneko Atxa, también cuenta con el apoyo del sector empresarial.
Dicho centro formativo, y referente innovador mundial es la facultad donde estudiar el grado culinario dependiente de la Universidad de Mondragón. En la misma se forman anualmente más de 550 personas de más de 25 países, del mismo modo que sirve como recurso de reciclaje para más de 1.700 profesionales de la cocina y hostelería. Esa es la fundamental razón por la cual las entidades organizadoras, con muy buen criterio, Caja Rural de Jaén y Diputación Provincial de Jaén, han decidido escoger este centro como elemento fundamental de promoción en el consumo de aceite de oliva tan vinculado geográficamente al apellido que ambas instituciones ostentan.
En la conferencia impartida a presentación de José Luis Murcia, director ejecutivo de la WOOE, Juan Vilar puso de manifiesto, entre otras cosas, que se está produciendo una caída en el consumo de aceites de oliva en los grandes países productores, en primer término y por el largo plazo, por el cambio en los patrones de consumo, y en el corto plazo, por el incremento en los precios. En ambos casos la labor de prescriptores de consumo, como es el caso de facultativos, estudiosos de diversos ámbitos e investigadores, así como profesionales culinarios y de la cocina, es fundamental como vehículo de promoción del consumo, así como de recuperación del mismo. Y es por ello que se les ha de dotar de los recursos adecuados para llevar a cabo dicha misión de forma solvente.