Según el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la agricultura mundial genera una cifra de negocio de más de 500 billones de euros. La superficie de la tierra es de 149 millones de kilómetros cuadrados, es decir sin mares, ni océanos, que suponen 361 millones; de tierra firme, 104 millones son habitables. Si nos referimos a agricultura, el planeta cuenta con 5.100 millones de hectáreas, de las cuales 1.100 millones, se dedican realmente a agricultura, lo que significa que la tierra cultivable del Planeta tan solo es el 5%, y la cultivada el 1%.

De estos 1.100 millones de hectáreas cultivadas, el 80% se explota en secano y el resto en regadío.

El agua dulce accesible en el Planeta para el ser humano es tan solo el 0,00025% del total de superficie terrestre.

Con respecto a la distribución actual de la población activa, de los casi 3,5 mil millones de personas que trabajan en el mundo, el 25% está dedicado a la agricultura, -es decir una persona por hectárea de forma aproximada-, 24% a industria, y el restante 51% al sector servicios, pero, para 2100, se espera que para la agricultura no se destine ni tan siquiera el 15% del total de población activa, mientras que el sector servicios se verá favorecido con un ascenso que lo llevará al 60%, mientras que la industria seguirá en el orden del 25%. En Europa a la agricultura se dedicará tan solo el 2,5% de la población activa, es decir, tan solo un empleado agrícola cada 28 hectáreas.

Debido a esta previsible escasez de mano de obra, los mencionados cultivos leñosos cuentan con más de 4,1 millones de hectáreas plantadas en marco de alta densidad y seto.

Cada agricultor estadounidense posee unas 200 hectáreas de tierra cultivable, 13 veces más que un europeo, en Canadá haciendo la misma comparativa, tendríamos que cada agricultor dispone de explotaciones medias 22 veces de mayor tamaño que los europeos, es decir, de unas 332 hectáreas.

Luego en la agricultura actual, y en la que viene, dispondremos del 0,00025% de la corteza terrestre de agua dulce accesible, para explotar en Europa 28 hectáreas para cada persona, de las cuales al menos 100 millones de hectáreas serán cultivo leñoso permanente.

Ante esta situación un amable marco regulatorio contribuiría positivamente en el desempeño del resultado.

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