Panópolis era una ciudad egipcia, capital de uno de los nomos del Alto Egipto. Situada al sur del país, se extiende desde las proximidades del Cairo hasta la primera catarata del río Nilo, a lo largo de una llanura, que gracias a los aluviones del río Nilo, dotaba a la región de una tierra fértil, productora de excedentes alimenticios lo que la convertían en un enclave ideal para el transito de rutas comerciales. Prueba de ello son los hallazgos de ánforas de vino procedente de Canaán. Esta riqueza se reflejaba en sus gobernantes y en sus habitantes que eran participes de una vida social adinerada.
Durante los siglos IV y V, fue un importante enclave copto, donde se procesaba la fe cristiana. Por aquellos entonces, Panópolis pasó a llamarse Shim y sería sede importante de obispos, donde se construyeron numerosos templos y monasterios para el culto.
Uno de los monasterios mas relevantes construidos en la época, fue el Monasterio Blanco de Ajmín ó Monasterio de San Shenoute, que se construyó gracias a las piedras que decoraban los antiguos templos egipcios de la zona. El monasterio fue fundado por Shenoute, un religioso egipcio del cristianismo primitivo y escritor que instauró que, dentro del monasterio, además de la oración y la adoración, los monjes se dedicaran a otro tipo de oficios tradicionales tales como ebanistería, sastrería, encuadernación y escritura entre otras, con la noble intención de emplear a los monjes en sus antiguas profesiones. Tales actividades hicieron del monasterio un vasto complejo autosuficiente, que ocupaba unos 52km2 de tierra.
En el monasterio se cultivaban varios cultivos, huertos, cereales, frutales, viñas y olivos. Mientras los primeros eran cultivos de autoabastecimiento, el olivar representa un cultivo de importancia, por la gran producción de la que se disponía. El AOVE se elaboraba por los monjes en las almazaras que formaban parte del monasterio, y los secretos de elaboración se escribían en manuscritos que solo los monjes podían conocer. Tal fue la relevancia del AOVE producido por los monjes, que tanto el Papa copto Benjamin I como Yusab impulsaron normas de restauración en la insfraestructuras de todos los monasterios, para que todos pudieran gozar de una zona destinada a la industria oleícola, dotando a los monasterios de su respectiva almazara y bodega. El AOVE no solo era consumido y utilizado por los monjes, sino que se exportaba por varias rutas comerciales llegando a sendos lugares del planeta.
Al igual que en el resto del mundo y de los tiempos, los monjes y sus contemporáneos utilizaban el AOVE en diferentes usos, en cocina para el preparado de todo tipo de platos y alimentos, en cosmética, para la elaboración de perfumes y lociones, así como aliado de los remedios naturales en medicina.