La comida tradicional tibetana es la favorita del decimocuarto Dalai Lama. De entre las recetas de su pueblo, recalca los “momos”, o bolas de masa hervida. En su preparación, cuya receta ha desarrollado el propio Tenzin Gyatso, abunda el Aceite de Oliva Virgen Extra, del que recalca su bondad y cercanía a la naturaleza, como sus beneficios de superalimento.
La figura del Dalai Lama representa el principio del ideal del Bodhisatva. Éste debe comprenderse en el contexto de la idea del karma y el renacimiento, que expresan que uno no sólo vive una vida en esta tierra, sino que experimenta una sucesión de vidas. A los ojos de los tibetanos, el Dalai Lama lo es todo. Es el gobernador temporal y también la cabeza espiritual del Tíbet desde hace más de 500 años.
La tierra del Dalai Lama se empezó a interesar por el olivo en los años 60, proveniente de Rusia y Albania. El proyecto más ambicioso se inició en el año 2011, cuando el gobierno chino inició un programa para plantar 160.000 hectáreas de olivar en las inmediaciones del Tíbet, en la cordillera del Himalaya. Este proyecto se encuentra muy avanzado, dando como resultado una protección contra la erosión de las laderas al ser un cultivo perenne, además de reducir la migración de población al ser un cultivo rentable y social.
Con estos programas China, que controla la región del Tibet desde 1959, pretende aumentar la producción de aceite de oliva virgen extra, aunque no alcanzará la creciente demanda interna.