La ciudad, se cree que fue construida por Los Hilitas hace 4000 años y era lo suficientemente grande como para albergar a las 10.000 personas, sus animales domésticos y los suministros de alimentos que éstos almacenaban, todo ello bajo tierra.

Son algunas las hipótesis que sitúan el origen del olivo silvestre en Asia Menor, donde se extendió desde Siria hacia Grecia, a través de Anatolia, una península de Asia, que hoy pertenece a Turquía y es bañada por las aguas del Mar Negro y del Mar Mediterráneo. Este puede ser el hecho, que ratifique que cuando se habla de Turquía, se reconozca al olivo como símbolo del país. Con sus más de 160 millones de olivos, el olivo se extiende por todo el país con variedades autóctonas como gemlik, yaylik, memecik, erkence y ayvalik principalmente, siendo el cultivo el motor de una economía que remanece desde hace más de dos milenios.

Los pueblos mediterráneos pre-helénicos, como Troya asentados en la costa de Turquía durante los milenios II y III.ac, ya atestiguaban un comercio oleícola frecuente con otras potencias como Creta, Egipto y Fenicia. Restos arqueológicos de ánforas de aceite, olivos milenarios como el olivo de Urla y almazaras datadas con 4.000 años de antigüedad son los testigos vivos de una región que tenía por bandera al olivar.

Otra prueba de la importancia del olivar y su manjar, el AOVE que representaba para los habitantes de esta zona, está presente en las ciudades subterráneas descubiertas en la región de Anatolia. Esta región, que se ha formado y remodelado a través de las descomunales erupciones volcánicas que cubrieron la región, dejando un suelo calizo con una gruesa capa de lava de fácil excavación, lo que propició que se construyeran verdaderas ciudades refugio subterráneas a diferentes niveles, como lo es, la mas antigua y reconocida ciudad de Derinkuyu, en la región de anatolia central, en la provincia de Nevsehir, en Capadocia, descubierta casualmente tras la demolición cotidiana de la pared de un sótano en 1963.

La ciudad, se cree que fue construida por los hilitas hace 4000 años y era lo suficientemente grande como para albergar a las familias, sus animales domésticos y los suministros de alimentos que éstos almacenaban. Se han descubierto, establos, comedores, salas para el culto, entre las que se incluye una iglesia y un monasterio, cocinas, cisternas de agua y áreas habitacionales, y siendo una ciudad mediterránea, no podía faltar una bodega emplazada en un estratégico lugar que preservara El AOVE en intactas condiciones. La ciudad contaba con molinos y prensas de aceite manuales llamados torku. De los subproductos obtenidos de la elaboración del AOVE, denominados prina (orujo), se reutilizaban para la producción de jabón y como combustible una vez seco y comprimido.

La ciudad cuenta con pozos de agua, galerías de comunicación y pozos de ventilación, estimándose que pudo llegar a dar refugio hasta 10.000 personas. La ciudad cuenta un túnel de casi 8 km de largo que conectaba con la vecina ciudad subterránea de Kaymaklı.

Todo un hallazgo arqueológico, que ratifica que el olivar y el AOVE acompañan al hombre desde el comienzo de su existencia.