La mayor parte de mercados de consumo suelen seguir una tendencia estable de crecimiento, que en la mayor parte de ocasiones se ve turbada por los ciclos a los que está expuesta la oferta, por dos razones fundamentales, por un lado, la climatología, y por otro lado, los altos réditos obtenidos durante épocas determinadas.
La climatología suele mejorar o mermar los rendimientos y en unos casos por tanto afecta al precio de los productores negativamente, cuando esta no es adversa, pero por otro lado, si es adversa, reduce las cosechas y por lo tanto mediante falta de disponibilidad eleva los precios, lo cual atrae el interés de inversores y agricultores tratando de obtener dichos rendimientos, orientando su actividad agrícola a la producción de estos productos en detrimento de otros.
Esta atracción de nuevos agricultores a actividades hasta ahora desconocida para ellos, o el incremento de recursos de agricultores actuales, tratando de producir en mayor cuantía nos lleva a ciclos de exceso de oferta, y en esos momentos, lo ideal es inmovilizar producto, si este no es perecedero, reorientar la producción a otros destinos que equilibren los precios, destinar más recursos a promoción, destacar tus características diferenciadoras, etc.
Y a veces surge la tentación de pugnar, como estrategia de incremento de precios, con productos similares del mismo mercado, con objeto de canibalizar su cuota de mercado mejorando la nuestra, en detrimento de la de la otra categoría.
Dicha estrategia, además de inadecuada, y podría ser utilizada por el olivar tradicional de cara al moderno, girasol alto oleíco frente al linoleico, almendra americana en lugar de española, etc. lo único que consiguen, es hacer dudar al actual cliente, que lejos de decantarse por una u otra categoría, deja de consumir el producto, por las dudas suscitadas, y por lo tanto agudiza la situación, por lo tanto, dicha alternativa es además de la menos adecuada, la que efectos más perversos y devastadores generarán en un sector, no siendo recuperable dicho usuario de forma fácil en el siguiente cambio de ciclo, esta estrategia convierte a los usuarios en no clientes estructurales, casi imposible de recuperar en el futuro.