Las raíces del pacifismo extremo de Gandhi pueden rastrearse en el ideario jainista de su madre, la noble Putlibai, contraria a cualquier tipo de violencia, incluida la de matar microbios con medicinas. Por eso, el Mahatma (‘gran alma’) se confesaba enemigo de la medicina tradicional y estaba convencido de que cualquier mal se cura con una vida reglada y con una dieta crudívora y láctea. Por cierto, también recomendaba el aceite de oliva.
Según recoge en su libro autobiográfico, “la dieta de frutas resultó de lo más conveniente. Prácticamente no cocinábamos nada, puesto que lo que comíamos, por lo general, eran cacahuetes, plátanos, dátiles, limas y aceite de oliva. En los cinco años que hice esa dieta nunca me sentí débil y nunca enfermé. También durante ese período mi cuerpo funcionó a su máxima capacidad, tanto que un día caminé más de 80 kilómetros, cuando lo habitual en mí eran 60 kilómetros en un día.”
Su dieta rica en vegetales, frutas y aceite de oliva, le restaba fuerza, pero le otorgaba gran resistencia y capacidad mental.
Mahatma Gandhi (Porbandar, India británica; 2 de octubre de 1869-Nueva Delhi, Unión de la India; 30 de enero de 1948) Fue el dirigente más destacado del Movimiento de independencia indio contra el Raj británico, para lo que practicó la desobediencia civil no violenta, además de pacifista, político, pensador y abogado hinduista indio. Recibió de Rabindranath Tagore el nombre honorífico de Mahatma (composición en sánscrito e hindi de mahā: ‘grande’ y ātmā: ‘alma’).