Las más recientes campañas en el ámbito de la olivicultura están siendo retadoras por lo inédito en su forma de desenvolverse. Todo ello por el comportamiento del olivo ante la situación climatológica que le rodea, no solo en términos de precipitaciones, también en forma de alta temperatura, combinado con actividad eólica durante la floración.
Si en términos generales los aceites de oliva suponen tan solo el 1,3 por ciento del total de las grasas animales y vegetales consumidas en el planeta (1,45 si nos referimos solo a grasas vegetales), la situación que describimos nos ha llevado a que en una campaña como la actual, por primera vez en la historia reciente, la relación entre aceites de oliva y aceites y grasas animales y vegetales no llegue ni tan siquiera al 1 por ciento, es decir, de cada 100 kg de aceites y grasas que se consuman en el planeta, menos de 1 kg serán aceites de oliva.
Y es que, en primer término, la climatología y posteriormente la realidad de la propia campaña, están reduciendo de forma considerable la oferta de aceites de oliva en el panorama internacional. Esta situación en mayor o menor medida se está dando en los 66 países que producen el oro líquido, como en su día lo bautizó el gran Homero.
Las previsiones mundiales más acreditas ponían de manifiesto que la producción podría ser de 2,6 millones de toneladas. Pero, un generalizado descenso en el rendimiento industrial, de 2 puntos de media, aun manteniendo las previsiones de producción de fruto en cuanto a peso, merman la oferta de aceites de oliva en más de 250 mil toneladas. Lo que, de forma inmediata, reduciría el consumo de aceites de oliva en los 198 países que actualmente lo demandan. Lo que significa que se reduce por primera vez en la historia reciente el consumo de aceite de oliva por debajo de los 325 gramos por persona y año.
A la estabilidad de esta tendencia está ayudando la actual situación climatológica, que no termina de cambiar a un ciclo más favorable para el cultivo. Todo ello se trasladará en forma de incidencia directa sobre las actuales cotizaciones en origen de este noble producto. Luego seguimos expuestos de forma directa a algún otro efecto de valores inéditos para el futuro inmediato del entorno que nos rodea.